martes, 12 de julio de 2011

HIDROAYSÉN: MILLONARIA OPOSICIÓN


Nota del Editor:
"El Mercurio" de hoy (Cuerpo B, pag. 11) se refiere al artículo "U.S. Greens vs. Chile´s Poor" de la editora y columnista Mary O´Grady, publicado ayer en "The Wall Street Journal" (*). Por tener directa relación con dos artículos publicados en este blog  -"HidroAysén I y II",  10 de Julio 2011-  reproducimos la versión en español del mencionado análisis.
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"Los Ambientalistas de USA vs. los pobres de Chile"  
Por Mary O´Grady


El presidente chileno Sebastián Piñera afirma que la política económica de su gobierno generará altos niveles de crecimiento y convertirá a Chile en una nación desarrollada dentro de una década. Es una gran noticia, en especial para los millones de chilenos que todavía viven bajo la línea de pobreza. Pero puede que esto no suceda si los medioambientalistas bloquean el desarrollo energético chileno y logran sus propósitos.

La última cruzada medioambientalista en Chile está relacionada con la propuesta de una planta hidroeléctrica en la Patagonia, al sur del país. En mayo, el organismo regulador chileno encargado de aprobar tales proyectos dio el visto bueno para la construcción de cinco represas productoras de energía. De inmediato, grupos medioambientalistas organizaron marchas de protesta en Santiago y amenazaron con demandas que podrían paralizar el proyecto. La aprobación del gobierno de Piñera en las encuestas de opinión también ha recibido el impacto de la propaganda verde que muestra al gobierno como una amenaza para la hermosa naturaleza.

Chile es un país pequeño, pero esta polémica le ha dado un protagonismo desmedurado, transformándolo en el microcosmos de una batalla mundial mucho más amplia: la que enfrenta a cómodas élites satisfechas con el desarrollo econonómico existente y quienes se esfuerzan por crecer y reducir la pobreza. Provistos de abultadas billeteras, tales grupos internacionales de presión medioambientalista han arrinconado a los combatientes de la pobreza, colocándolos a la defensiva. La izquierda chilena se ha sumado a la refriega, al ver el tema energético como una oportunidad para debilitar a un gobierno de centro-derecha. 

En una visita del mes pasado a las oficinas de "The Wall Street Journal" en Nueva York, el ministro chileno de Minería y Energía, Laurence Golborne, parecía realmente perplejo por los altos niveles de rechazo al proyecto. Chile importa el 70% de su energía y las fuentes son caras y poco confiables. Si pretende crecer lo suficientemente rápido para reducir la pobreza, necesita fuentes de energía diversificada y a precios competitivos. Golborne señaló que las centrales nucleares están fuera de discusión debido a la actividad sísmica, pero que el agua es abundante en el sur del país y es, además, una fuente de energía limpia, renovable y no contaminante.

Según datos entregados por el centro de estudios chilenos "Libertad y Desarrollo" (LyD), el proyecto hidroeléctrico llamado HidroAysén producirá el 30% de la energía que consume Chile actualmente. "Es grande, pero también es muy eficiente", me dijo Susana Jiménez, economista de LyD, en una entrevista telefónica desde Santiago. Las represas en la Patagonia inundarán 5.190 hectáreas y producirán 18.400 gigavatios por hora. Se trata de una buena relación tierra-energía en comparación, por ejemplo, con Belo Monte, el nuevo proyecto hidroeléctrico brasileño que cubrirá 51.600 hectáreas y producirá 28.000 gigavatios por hora. El área afectada por las represas tiene una población local de trece familias y no hay grandes comunidades que vayan a ser erradicadas. El consorcio HidroAysén creará una zona de conservación de 11.500 hectáreas y reforestará 4.500 hectáreas con especies nativas.

HidroAysén puede tener los datos y la razón de su lado, pero no ha tomado en serio a los ecoextremistas que en los últimos cuatro años han convertido la derrota de este proyecto en su gran prioridad. Uno de esos grupos es "International Rivers Network" (IRN), una ONG con sede en Berkeley, California, cuyo objetivo es impedir la construcción de represas para generar hidroenergía en cualquier país del mundo. En 2007, el abogado de IRN declaró al periódico chileno "La Nación" que recurriría a las grandes fundaciones en busca de financiamiento para oponerse a HidroAysén. Su táctica es muy conocida: demonizar a los partidarios de la represa. "La economía chilena depende mucho de su imagen en el exterior y asociaremos HidroAysén como ejemplo de una política energética primitiva y con la degradación de la Patagonia, un símbolo de naturaleza muy conocido en el mundo", señaló.

En efecto, los chilenos han recibido una propaganda anti-represas que muestra torres de transmisión superpuestas a las fotografías de parques nacionales en la Patagonia, a pesar de que la planta hidroeléctrica se proyecta 300 kilómetros al norte de tales parques.

Peter Hartman, un militante verde residente en Chile, reveló en enero que el esfuerzo para detener HidroAysén ha recibido "ayuda y financiamiento" de IRN, Greenpeace de España, Natural Resources Defense Council (NRDC) de los Estados Unidos y de la Fundación Tides, entre otras instituciones. En 2008, Robert Kennedy Jr, abogado de NRDC, se reunió con la entonces presidenta Michelle Bachelet para hacer lobby en contra de HidroAysén y hace pocos días escribió una carta a Piñera con el mismo propósito.

Informes de prensa indican que los ecoextremistas también reciben dinero de élites adineradas dueñas de grandes extensiones de tierra en la Patagonia que usan como reservas privadas de pesca y caza. Con mucho dinero a su disposición y habilidades bien afinadas en la lucha contra el desarrollo, las ONG resultan formidables.

Hay dudas si Piñera estará a la altura del desafío. Bajo la presión ambientalista, ya canceló la construcción de una planta a carbón que había superado los obstáculos regulatorios. Pero si HidroAysén es derrotada, las élites verdes mantendrán las despobladas extensiones vírgenes de la Patagonia como refugio personal.  Que millones de chilenos pierdan la oportunidad de escapar de la pobreza, sin duda, no les quita el sueño.


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